Galletas tan simples como las shortbread escocesas o las famosas danesas triunfan en todo el mundo precisamente por su simpleza. Una sencillez que descarga toda la responsabilidad en el ingrediente principal: la mantequilla. Ese aroma delicioso y esa textura crujiente pero suave no se pueden igualar con sucedáneos, por eso, cuando nos demos el capricho en casa, merece la pena invertir en la mejor mantequilla que nos podamos permitir.
El toque de vainilla es opcional y, de hecho, recomendamos prescindir de ningún aroma si preferimos que la mantequilla, si es de calidad, luzca en todo su esplendor. Es una gozada abrir la lata donde las guardemos y dejar que ese aroma inconfundible nos invada. Podemos darles forma con una manga pastelera, o simplemente estirarla y cortar formas, cuadrados o círculos con un vaso. Cuando más finitas, más crujientes, y antes se hornearán.
El número total de unidades que salen con esta receta es orientativo, pues dependerá de la forma, grosor y tamaño que tengan según las queramos hacer, o la maña que tengamos con la manga pastelera o el molde. Como siempre, conviene vigilar muy bien el horno.
Ingredientes
Para 50 unidades
- Mantequilla de buena calidad, en punto pomada250 g
- Azúcar glasé preferiblemente tamizado140 g
- Sal (1 cucharadita)4 g
- Esencia de vainilla (opcional)2.5 ml
- Harina de repostería 300 g
Cómo hacer galletas de mantequilla
Dificultad: Fácil
- Tiempo total38 m
- Elaboración30 m
- Cocción8 m
Precalentar el horno a 200ºC con calor arriba y abajo, y preparar un par de bandejas con papel sulfurizado. Procurar que la mantequilla esté en punto pomada, no derretida, y el huevo también a temperatura ambiente.
Batir la mantequilla con una batidora amasadora, o con varillas eléctricas, junto con el azúcar, la sal y la vainilla opcional, durante varios minutos hasta obtener una crema homogénea y esponjosa.
Incorporar el huevo, batir un poco más, y echar la harina. Batir a velocidad baja hasta incorporarla y tener una masa sin grumos. Si hiciera mucho calor y queremos estirarla, dejar enfriar en la nevera media hora, aunque no es necesario.
Llenar una manga pastelera con boquilla rizada con la masa, o estirar para dejar un grosor de 4 mm. También se pueden coger pelotitas de masa y formar bolitas aplastadas, discos o lo que nos apetezca.
Distribuir en las bandejas ligeramente separadas -no mucho- y hornear, una bandeja cada vez, hasta que empiecen a dorarse los bordes, unos 6-9 minutos, según tamaño. Esperar unos instantes fuera del horno antes de dejar enfriar sobre una rejilla.
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Con qué acompañar las galletas de mantequilla
Estas deliciosas pastas o galletas de mantequilla caseras se devoran solas, aunque como mejor se disfrutan es con un café, té, vaso de leche, bebida vegetal o copita de vino o licor dulce. Son perfectas para sacar en la sobremesa o tomar un pequeño bocado dulce a media tarde, siempre sin abusar. Su profundo sabor y aroma a mantequilla las hace irresistibles nada más abrir la caja de galletas, especialmente si hemos usado ingredientes de primera calidad. En un recipiente hermético aguantan en perfecto estado durante muchos días.
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Fuente: directoalpaladar.com