Resulta casi paradójico lo desapercibidas que pasan las series de ficción originales de algunas de las webs más visitadas a nivel mundial. Facebook Watch lo intentó con un puñado de series que contaban con un reparto llamativo y una calidad promedia bastante decente y una gratuidad que no supuso un aliciente real para el gran público.
Es el caso de ‘Sorry for your loss’ (id, 2018), serie protagonizada por Elizabeth Olsen (a la que acabamos de ver cerrando ‘Bruja Escaralata y Visión’) que a lo largo de dos temporadas (de diez episodios cada una) exploraba el duelo de una joven viuda a la que tienen que arrastrar como sea para que deje su sendero de lástima continua.
Duelo sin poderes
Es curioso cómo Olsen ha encadenado dos series que, en la base, salen de lo mismo: de la pérdida y cómo reaccionamos a ella. Lógicamente, al contrario que en la serie de Marvel, Leigh no cuenta con poderes mágicos que le permitan evadirse de la realidad construyendo su propio lugar feliz. Aquí a Leigh le cuesta levantarse de la cama, vive en casa de su madre (Jenny McTeer) y su hermana (Kelly Marie Tran) porque le resulta doloroso vivir en la que compartía con su marido Matt (Mamoudou Athie).
Será el reencuentro con Danny (Jovan Adepo), su cuñado, en un grupo de ayuda para gente que ha sufrido una tragedia, lo que dé comienzo a la serie. Ambos comenzarán a hablar de su dolor compartido, viendo lo inútil que son los mensajes de condolencias y de ánimo para superar esta muerte, cuyos detalles no están claros. Si bien la hipótesis aceptada es la del accidente, poco a poco vamos sabiendo que Matt sufría depresión, lo que activa la duda de si fue un accidente o un suicidio.
Kit Steinkellner guioniza una ficción sobria y potente que explora con mucha sensibilidad la complejidad inherente del dolor y su superación y cómo la vida —entiéndase como el entorno— no espera a que estés de nuevo bien para seguir su curso. En Olsen vemos esa mezcla de sentimientos, incluyendo la confusión e incredulidad ante lo sucedido y esa incapacidad de retomar la normalidad.
En cada episodio vamos saltando de presente a pasado explorando la vida de Danny y su relación con la familia. Esta exploración resulta reveladora, contrastando los gozos de la vida en común con las sombras, tanto para nosotros como para Leigh, que se empieza a dar cuenta de que tenía una imagen de su marido bastante diferente a la que estos viajes al pasado van desvelando.
Pero no en un sentido altamente turbio, sino que es esa certeza de que por muchos años de convivencia, de pareja, de relación nunca vamos a conocer del todo a nuestro amado. A pesar de lo que este texto puede sugerir, sería un error pensar que estamos ante un dramón de almas en pena. En todo momento el guion no se deja arrastrar por la tragedia y son los secundarios los que logran equilibrar el tono.
Una buena serie que tiende a lo sobreexpositivo
Sí que es verdad que en ocasiones la propuesta de Steinkellner, como buen dramaturgo que es, tiende hacia lo teatral y, quizás, hacia lo sobreexpositivo. Los personajes parecen tener cierta necesidad constante de hablar de lo que les pasa y hay poco margen, en ese sentido, para aprovechar mejor el medio televisivo.
Afortunadamente nos encontramos con un reparto esplendoroso con Olsen a la cabeza. Sus interpretaciones son bastante precisas y navegan con un agua de matices con las que logran pulir un guion que, siendo eficaz, le falta eficiencia.
Es una pena que la aventura de Facebook con las series originales se esté quedando en nada, por lo menos en cuanto a recepción, porque creo que series como ‘Sorry for your love’ merecían una mayor atención de la que ha tenido. Esta es, en definitiva, una buena serie que sabe exactamente qué contar, cómo contarlo y su visionado resulta toda una grata experiencia.
Fuente: espinof.com